Enfermeras y auxiliares son el colectivo más vulnerable dentro del conjunto de profesionales que trabajan en la sanidad al «tener un contacto más estrecho y prolongado con los usuarios» que acuden a los centros de la red pública. Pero también por ser mujeres. Los agresores tienen menos remilgos a la hora de enfrentarse a una trabajadora que a un hombre. Tres de cada cinco episodios violentos registrados el año pasado en hospitales y ambulatorios de Osakidetza tuvieron como víctima a una auxiliar (59) o una enfermera (40). En el caso de los médicos, más de la mitad reconoce haber recibido amenazas en sus respectivos centros de trabajo, mientras que al menos uno de cada diez ha sido víctima de una agresión en algún momento de su trayectoria profesional. Los facultativos pidieron en 2008 el amparo de la fiscalía para poner freno a las continuas agresiones que sufren los profesionales. Lo que ocurre es que el acuerdo sólo cubre a los médicos.
Tres trabajadores de Osakidetza sufren agresiones de pacientes cada semana. diariovasco.com.