Existe una campaña para desprestigiar y desmantelar el sistema público de salud, privatizandolo y buscando una oportunidad de negocio.
En España estan avanzando en la privatización aunque nuestro sistema sanitario goza de gran aprecio internacional, precisamente por su universalidad, fácil accesibilidad y carácter equitativo.
Sin embargo, la privatización no se realiza de la misma manera en todas las CCAA, porque depende de la voluntad política del gobierno autonómico y de la capacidad de los ciudadanos y fuerzas sociales para protestar y evitarlo.
En esta campaña privatizadora tratan de convencer a la opinión pública de las ineficiencias y problemas de funcionamiento del sistema , con la disculpa de innovar, lo que en realidad buscan es poner por delante el ahorro, olvidando la calidad de la atención sanitaria.
Estas formulas de gestión privada, mantenienen la financiación con dinero público y se olvidan, que solo se consigue encarecer la construcción y puesta en marcha de los nuevos hospitales cuatro o cinco veces más, que los del modelo tradicional y el funcionamiento de los mismos. Se utilizan empresas distintas coexistiendo en el mismo centro, y el aumento de los gastos administrativos que supone el incremento de la burocracia, también se ha demostrado deficiencias importantes en cuanto al cuidado de la salud de los pacientes y un encarecimiento de los costes y problemas con la gestión.
Los grandes perdedores de estos cambios privatizadores que se avecinan, serán los ciudadanos, porque la calidad de los servicios sanitarios empeorará, ya que estos modelos tienen unos costes muy superiores. Los ciudadanos se verán obligados a pagar para poder utilizar los centros asistenciales y, a la postre, una parte de la población, la más pobre y la más enferma, se verá excluida de los sistemas sanitario.Y se trata solo de los primeros pasos, puesto que hay una estrategia de avanzar de manera lenta y continuada hasta conseguir que el derecho a la protección de la salud deje de ser un derecho de todos los ciudadanos y pase a ser un privilegio para aquellos que puedan pagársela, dejando para los demás un modelo similar a la antigua beneficiencia.